Soy un artista y diseñador gráfico con sede en Sevilla y con 30 años de experiencia. En este tiempo he descubierto mi propio estilo personal. A veces desenfadado, pero siempre meticuloso con los detalles, la composición y la búsqueda de la inalcanzable «perfección». Viajar, hacer surf y mis habilidades de observación son los pilares de mi trabajo. Expresarme a través de la creación de una marca, un póster de película o una pintura sigue siendo para mí un juego de un niño adulto.
Dibujar, cuando era niño, esto era lo que más me gustaba. Siempre estaba dibujando. Era mi manera de comunicarme con el mundo exterior. Lo increíble hoy en día es ver cómo esas sensaciones de niño frente a un bloc de dibujo permanecen intactas. Lo mío era dibujar, con lápices o plumas. El color vino después, pero cuando llegó, fue para quedarse, ¡y de qué manera!
Textos y colores se mezclaban en mis pinturas. Primero estudié Bellas Artes en la Universidad de Sevilla y luego en U.C. Berkeley, donde las palabras se convirtieron en una parte definitiva de mi obra artística. De repente, todo tenía sentido: mi atracción de la infancia por los pósteres de películas, mi admiración por las camisetas, y esa fascinación casi obsesiva por un buen logotipo: en mi opinión, quizás la esencia del diseño. Esto era lo que quería hacer. Había encontrado un canal a través del cual podía expresarme y donde no había límites: el diseño gráfico.
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Soy un artista y diseñador gráfico con sede en Sevilla y con 30 años de experiencia. En este tiempo he descubierto mi propio estilo personal. A veces desenfadado, pero siempre meticuloso con los detalles, la composición y la búsqueda de la inalcanzable «perfección». Viajar, hacer surf y mis habilidades de observación son los pilares de mi trabajo. Expresarme a través de la creación de una marca, un póster de película o una pintura sigue siendo para mí un juego de un niño adulto.
Dibujar, cuando era niño, esto era lo que más me gustaba. Siempre estaba dibujando. Era mi manera de comunicarme con el mundo exterior. Lo increíble hoy en día es ver cómo esas sensaciones de niño frente a un bloc de dibujo permanecen intactas. Lo mío era dibujar, con lápices o plumas. El color vino después, pero cuando llegó, fue para quedarse, ¡y de qué manera!
Textos y colores se mezclaban en mis pinturas. Primero estudié Bellas Artes en la Universidad de Sevilla y luego en U.C. Berkeley, donde las palabras se convirtieron en una parte definitiva de mi obra artística. De repente, todo tenía sentido: mi atracción de la infancia por los pósteres de películas, mi admiración por las camisetas, y esa fascinación casi obsesiva por un buen logotipo: en mi opinión, quizás la esencia del diseño. Esto era lo que quería hacer. Había encontrado un canal a través del cual podía expresarme y donde no había límites: el diseño gráfico.